“Sin leer el hombre es una oveja que sigue al rebaño”. Es una buena metáfora para explicar que si un persona se toma el hábito de leer, al menos en un horario establecido por ésta y por propio placer, podrá desarrollar sus propias ideas, valores, conceptos, entre otros, y así no será de los que siguen a los demás por no saber de qué se trata determinado tema.
Pero la lectura no solo nos beneficia en estos sentidos, sino que también nos brinda la posibilidad de estimular nuestra imaginación y razonamiento, al no tener imágenes que nos muestren cada uno de los pasajes que se nos presentan, y así nos permite tener una visión diferente a la de los demás del tema del cual se trata el texto; no como en el caso de los programas de televisión, en los cuales el formato del texto ya se encuentra establecido y es el mismo para todo el público. Gracias a la lectura también se pueden aprender palabras nuevas en incorporarlas a nuestro vocabulario habitual, al igual que el modo correcto en que se escriben éstas y otras palabras en las que solemos o solíamos cometer errores.
Otros bienes que puede proporcionarnos el hecho de leer son: el conocimiento general y los recursos para poder manejarnos con el mundo moderno, las demás personas e incluso con nosotros mismos.
Otro motivo, que pienso que vale la pena destacar es cómo ayudan los textos, tanto literarios como no literarios, al desarrollo de la memoria y prevención de que ésta se deteriore con rapidez debido al paso de los años.
También cabe mencionar que si bien un libro transmite una muy amplia gama de conocimientos y valores, hay algunos que no pueden transmitirse por este medio o son difíciles de entender. Por ejemplo los niños, cuyo conocimiento del mundo aún se encuentra en etapa de desarrollo y necesitan el apoyo e personas, maestros y padres sobre todo, y hasta a veces, en muy contados casos, en lo posible, de la televisión como para enseñarles lo que es el respeto, la solidaridad y otros valores que se aprenden con acciones.
Actualmente, he observado que los niños cada vez leen menos porque no reciben el estímulo necesario en sus hogares. Lo que los padres deberían hacer es dar el ejemplo de que leer no solo es entretenido sino también beneficioso y realizar una lectura al menos una o dos veces al día, ya que si los niños ven que se realiza esta actividad en sus casas, acabarán por adoptarla también.
En conclusión, opino que la lectura es la base de la educación y la educación es el factor esencial de igualdad social en el mundo. Un niño que siente placer al leer un libro, será un adulto capaz de utilizar la lectura como una herramienta básica para poder desarrollarse con éxito en la cada vez más competitiva sociedad actual.
Sara Pohulanik, alumna de 6to año de la Secundaria