En el año del Bicentenario, decidimos festejar el cumpleaños de nuestra patria con una Fiesta Criolla que nos permitiera compartir juegos que nos remitieran a la infancia, danzas folklóricas que nos recordaran nuestro paso por la escuela y nos ofrecieran la oportunidad de recrear nuestras costumbres, un rico mate cocido acompañado por una variedad de tortas que aún hoy las seguimos consumiendo cuando llueve, está por llover o simplemente creando un espacio que estimule compartir unos mates con amigos.
Esa fue la propuesta que hicimos llegar a sus hogares con una invitación especial: sumarse a la organización, desde su génesis. No tardaron en responder: – algunos participaron de una reunión asumiendo desde ese mismo momento la tarea de hacer todo lo posible para que la fiesta sea un éxito, – otros se acercaron a los profesores y secretarias poniéndose a disposición para lo que hiciera falta, – otros más acercando propuestas o recursos que fueron de gran utilidad. A todos… ¡Muchas Gracias!
Y, así, en comunidad transformamos nuestro Campo Deportivo en un gran escenario celeste y blanco en el que la cultura, las costumbres y los recuerdos se transformaron en alegría y entusiasmo expresados de mil maneras diferentes.
Logramos crear un clima mágico y festivo para todos, dedicados exclusivamente a disfrutar de una jornada que fue concebida y pensada para hermanarnos en un objetivo común: festejar el cumpleaños de nuestra patria como ella se merece: unidos, felices y agradecidos con aquellos hombres de mayo que tuvieron el coraje de jugarse por sus ideales.