José Manuel Estrada fue un intelectual destacado en su época, un orador extraordinario, además de un apasionado de la Historia. En su figura se destaca la firmeza ética, la claridad de sus ideas, el fervor para comunicarlas y sostenerlas, y las páginas escritas sobre la educación de la juventud, fuentes fundamentales de referencias pedagógicas y de formación moral. Eligió la docencia por vocación y asumió un compromiso con ella que es digno de destacar. Consideraba que la función de la educación consistía en el arte de adaptar al niño y al adolescente a la sociedad en la cual debía vivir. Falleció el 17 de septiembre de 1894. En homenaje a él, en esta fecha, se festeja el día del profesor.
Para homenajear a los profesores del Colegio Yapeyú, quiero compartir algunas de las bienaventuranzas que Eugenio Magdaleno elaboró para los educadores del siglo XXI:
- Bienaventurado el educador que cree y ama su tiempo, su historia y su siglo, porque sembrará esperanza y optimismo.
- Bienaventurado el educador que siente la Argentina como país viable, tierra privilegiada, porque despertará ilusión y ganas de vivir y trabajar por ella.
- Bienaventurados los educadores que poseen un corazón sin fronteras y abierto; un corazón en el que quepan todos los niños y los jóvenes, porque serán cultores de la unidad.
- Bienaventurados los educadores que saben mirar al futuro, que creen en el cambio, que saborean lo nuevo, porque prolongarán su juventud.
- Bienaventurado el educador que, al estilo de los grandes pedagogos, no esperan que los tiempos sean buenos, sino hacen de los malos momentos, tiempos óptimos, porque serán constructores de la mejor educación.