En el desarrollo natural de la vida, todos pasamos de la dependencia pasiva de cuando somos bebés y niños hasta la independencia activa de la fase adulta. En el medio del camino está la adolescencia. Por eso es muy importante aprender a educar a nuestros hijos adolescentes en la independencia y la autonomía.
Por eso es tarea de los padres y de la escuela a propiciar y ayudar al joven en su desarrollo personal, prepararlos para que progresivamente se valgan más por sí mismos y aprendan cada día más a pensar, sentir, valorar y actuar por cuenta propia y dirigir sus destinos.
Educar el adolescente en un proyecto de vida
Es primordial para la formación de la personalidad del joven adolescente, establecer una jerarquía de valores y proponerse objetivos o metas que orienten y den sentido a su existencia y que le permitan hacer elecciones, tomar decisiones y hacer planes de vida.
Para educar a los adolescentes para que sean independientes y autónomos, los adultos deberían proporcionarles asistencia, oportunidades, experiencias, valores, ejemplos y modelos que les posibiliten trazar un plan, donde abarque la toma de decisiones en las diferentes facetas: personal, familiar, social, vocacional y laboral.
En cada una de ellas, las situaciones concretas le plantean a los adolescentes opciones, encrucijadas, dilemas, ante los que deben tomar un rumbo, una ruta.
Hablamos de ayudar, no de obligar o decidir en nombre del adolescente. No tenemos que decirles qué decisión tomar, sino preparar y formar para que piensen, juzguen y actúen por sí mismos, iluminándoles los caminos que enfrentan, animándoles a escoger, asumir posturas y dar los pasos responsables en sus vidas.