Considero muy interesante e importante lo desarrollado por este artículo, ya que nos permite conocer más a nuestros hijos, y desde allí ayudarlos, guiarlos y orientarlos por el gran camino de la vida. Invito a los padres a leerlo, es un tiempo que se invierte para mejorar los vínculos y darles seguridad.
José Luis Bravo
Coordinador de la Educación secundaria del Colegio Yapeyú
De los 15 a los 18 ¿Crecen nuestros hijos, crecen los problemas?
¿Qué pasa con el desarrollo cognitivo y moral?
De los 15 a 17 años:
Comprenden ideas abstractas. Pero en momentos de estrés, su pensamiento vuelve a ser concreto (piensan en objetos, no en ideas, como cuando eran niños)
Son capaces de reflexionar. Ya distinguen entre verdad y falsedad. Disciernen entre varias posibilidades en cualquier cuestión.
Se empiezan a interesar por “las ideas”. Elaboran filosofías morales. Se cuestionan todo. Son críticos. Esto contribuye a que los veamos como “rebeldes”.
Creen que todos están pendientes de su conducta y apariencia. Se creen únicos y especiales. Buscan su identidad. Se preguntan ¿quién soy? Buscan modelos en líderes musicales y/o sociales, con cualidades que les gustan (prestigio, fama).
Pasan largas horas “soñando despiertos”, fantaseando.
Les interesa sobre todo el presente. Piensan poco en el futuro.
Son muy creativos a través de la música, el arte y la poesía, el deporte.
A partir de los 17-18 años:
Tienen más capacidad de análisis y reflexión. Usan la intuición. Diferencian las buenas de las malas amistades.
Ya tienen establecidos los hábitos de estudio, trabajo, descanso, aficiones. Son capaces de fijarse metas y cumplirlas. Les preocupa más su futuro.
Las tradiciones sociales y culturales vuelven a ser importantes como antes. Ven más allá de su propia realidad. Tienen conciencia social. Disminuye su egocentrismo.
Veamos su desarrollo emocional…
De los 15 a los 17 años:
Piensan en sí mismos. Les preocupa su aspecto. Se sienten inseguros sobre su atractivo. Se comparan con sus iguales. La moda y la publicidad les hacen admirar un estereotipo corporal concreto. Si no lo tienen pueden surgir trastornos como la bulimia o la anorexia.
Tienen menos interés por los padres. Rechazan sus consejos. Les muestran menos afecto. A veces incluso son groseros. Ponen a prueba su autoridad. Intentan separarse poco a poco de ellos. Tienen conductas de oposición y negativismo. Se fijan sobre todo en los defectos. Aunque, no todos los adolescentes desarrollan éstas conductas.
Aun así necesitan y quieren límites. Se sienten más seguros.
Cambian mucho de estado de ánimo. Bajo mucho estrés vuelven al comportamiento infantil. Les falta madurez para controlar su reacción cuando tienen un contratiempo. Suele ser desproporcionada e impulsiva. Se niegan a ser ayudados. Quizás por temor a seguir siendo niños.
Necesitan más intimidad. A veces escriben diarios íntimos.
A partir de los 17-18 años:
Mantienen relaciones personales más satisfactorias.
Son más independientes. Las amistades siguen siendo importantes. Pero ocupan el lugar adecuado entre todos sus intereses. Sus propios valores prevalecen sobre los del grupo.
Son más estables emocionalmente. Se preocupan más por los otros. Tienen menos cambios de humor y más “sentido del humor”. Son más pacientes y tolerantes. Ya no se sienten las “víctimas”. Tienen su identidad más clara. La madurez está cerca.
Dan más valor a su propia imagen. Algunos están contentos con su aspecto. Otros desean tener las cualidades físicas de sus amigos. El peligro es cuando no lo dicen abiertamente.
Hablemos de su desarrollo social…
Aún están estudiando o empiezan a buscar empleo. Hay un conflicto entre la necesidad de separarse y al mismo tiempo depender de los padres. Buscan un estilo de vida propio.
Quieren formar parte de una pandilla o grupo de amigos. Éstos influirán en muchas de sus decisiones. En su modo de vestir e intereses. Sentirse integrado es muy importante. Se someten a las normas de su grupo. Si dentro del grupo eligen un amigo único no hay que preocuparse, aunque sea del mismo sexo. Si no son aceptados en un grupo, pueden aislarse o depender en exceso de otros grupos a los que imitaran.
De los 18 a 21 años, suele haber menos conflictos entre hijos y padres. Mejoran las relaciones con la familia. Siguen cuestionando algunos límites (como dinero, tareas en casa, hora de llegar, apariencia,…). Es una fase más estable. Puede haber una ‘crisis de los 21’ cuando se enfrentan a las exigencias reales del mundo adulto.
El desarrollo sexual ¿en qué punto está?
En esta etapa se establece la identidad sexual y la orientación sexual. La identidad sexual es la sensación interior de una persona de ser hombre o mujer. Les hará sentirse cómodos con su cuerpo. Hay que saber que la identidad sexual no es lo mismo que la orientación sexual. A veces, no tienen ésta última del todo clara hasta que son adultos.
Las experiencias románticas a esta edad les enseña para sus relaciones íntimas adultas. La masturbación es una actividad normal en ambos sexos. Es época de enamoramientos apasionados. Pueden experimentar con relaciones homosexuales de forma transitoria. La mayoría se inician en las relaciones sexuales alrededor de los 16 años, según datos estadísticos.
Los adolescentes MAYORES empiezan a tener relaciones más serias. Su identidad sexual ya está clara.
En temas de seguridad ¿cómo se mueven en esta fase?
Ellos se sienten omnipotentes (“tengo que probarlo todo”) e invulnerables (“a mi no me va a pasar nada”). Eso les puede llevar a conductas de riesgo. No piensan en las consecuencias (embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, accidentes de tráfico por beber alcohol o tomar drogas).
La violencia, drogas y delincuencia se suelen ver entre los chicos de zonas marginales. Pero también en los que nos les falta de nada. Se debe a que necesitan retos, ponerse a prueba, cambiar sus rutinas, experimentar con cosas excitantes. La mayor parte de los jóvenes se inician en las drogas después de haber probado el alcohol. Beber en grupo en los “botellones” hace que pierdan el miedo a estas sustancias.
Pero muchos jóvenes no toman drogas ni alcohol. No se sienten marginados cuando dicen “NO”.
Tienen claros sus objetivos en cuanto a estudios, deporte y futuro.
Fuente:
www.familiaysalud.es
Fecha de publicación: 22-10-2013
Última fecha de actualización: 02-01-2019
Autor/es:
Mª Esther Serrano Poveda. Pediatra. Centro de Salud “Miguel Servet”. Benicalap II. Valencia
Cristina Royo Bolea. Pediatra. Centro de Salud “Miguel Servet”. Valencia