La Batalla de Albuera, se enmarca en la Guerra de la Independencia Española, llamada Guerra Peninsular, dónde Los Ingleses, portugueses y españoles se unieron en contra de los Franceses y sus pretensiones de invasión.
Es la última batalla en que San Martín intervino en Europa, el 16 de mayo de 1811.
San Martín tenía entonces 33 años. Nuevamente tuvo una actuación heroica. Durante el combate se enfrentó cuerpo a cuerpo con el oficial de caballería francesa. San Martín resultó herido con un largo tajo en la mano y el antebrazo derecho, pero con su sable logró dar muerte al francés.
Luego, San Martín decidió volver a América, porque creyó que era el momento de luchar por la independencia.
Desde Buenos Aires llegaban noticias de la revolución de mayo de 1810 y de los esfuerzos de los patriotas por expulsar a los españoles. San Martín estaba decidido a contribuir con su esfuerzo y con su vida a la causa de sus compatriotas. Pero las autoridades españoles no le permitieron volver a Buenos Aires porque la ciudad estaba dominada por la Revolución.
San Martín pidió entonces el traslado a Lima, con lo que se aseguraba también su retiro del ejército español. Pero su verdadero plan era viajar a Londres primero, y luego seguir camino a Buenos Aires.
Esta Batalla, nos muestra acciones que destacan tres valores fundamentales del general San Martín, que lo identificaron durante toda su vida: el valor, el renunciamiento y el sentimiento patriótico.
El valor, lo demostró en batalla, cumpliendo su rol y dejando en la misma todo su esfuerzo, pericia, destreza y valentía.
El renunciamiento a una vida militar en pleno ascenso, progreso que lo llenaría de gloria y realzaría su nombre.
El sentimiento patriótico, al pretender volver a la tierra que dejó a los cinco años, y luchar por su independencia, aunque tenga que hacerlo en contra de la nación que lo instruyó y formó en lo militar y le dio cobijo durante 28 años, y todo en pos del ideal de la libertad de los pueblos.