Los atentados en París provocaron en el mundo una conmoción enorme y un estado de vulnerabilidad que nos angustia. Las redes sociales y los medios de comunicación, además de informarnos de los hechos de ese día y sus posteriores consecuencias, nos muestran otras realidades que, pareciera, se invisibilizan y no calan tan hondo como esta que hoy nos tiene en vilo. Seguramente todos los autores de estos hechos aberrantes tienen en común la intolerancia y el considerarse portadores de una forma de vida que es la única posible, negando los derechos más elementales de las personas.
Frente a esta dura, trágica y dolorosa realidad, los educadores nos vemos ante la necesidad de reflexionar y ver cómo orientamos a nuestros alumnos cuando ella se presenta en el aula o la presentamos nosotros (con los más grandes). Es nuestra labor convertirnos en defensores de la vida y del desarrollo humano, dejando claro que la violencia y la intolerancia, independientemente del lado que provenga, reduce la posibilidad de una vida pacífica para todos. Ante este compromiso ineludible, está bueno ver lo que nos proponen los expertos, por eso comparto lo siguiente: