Hoy, a 237 años de ese gran día, lo recordamos con profunda admiración y respeto, valorando más que nunca su lucha por la libertad.
Compartimos con ustedes parte del discurso que pronunciara la Lic. Lucia Avancini, el 17 de agosto de 2012, como homenaje del Colegio Yapeyú al “Padre de la Patria”.
“Al americano libre corresponde trasmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos, encomendó San Martín.
Y, haciéndome cargo de la tarea que nos encomendara, me permito preguntarme y preguntarles: ¿Cuánto sabemos de la vida y obra del Padre de la Patria? ¿Cuánto de lo enseñado y aprendido, cuando transitamos la escolaridad,
retuvimos y lo hicimos carne para transmitir a las nuevas generaciones? ¿Consideramos relevante, para la formación de nuestros chicos, darles a conocer nuestra historia y, particularmente, la historia de San Martín? ¿Su esfuerzo y compromiso con la causa americana nos moviliza de alguna manera? ¿Estamos convencidos que sus huellas orientan todavía nuestro camino?Probablemente las respuestas a estos interrogantes serán muy variadas.
Algunos dirán: la verdad, nunca me puse a pensar en eso; otros expresarán: es lo que hacemos en casa, otros más dirán: no creemos relevante ahondar en el tema, con lo que van aprendiendo en el colegio es suficiente. Seguramente habrá una infinidad de respuestas más para este planteo. Cada una de ellas tendrá un argumento detrás que las valide y justifique. Poder elegir cómo formar a nuestros chicos, poder opinar diferente, disentir con unos y acordar con otros es muy bueno y lo podemos hacer porque somos libres. Concebimos a la libertad como la capacidad de elegir, de manera reflexiva y crítica, el bien mayor según nuestros principios y los valores universales que nos permiten transitar hacia una existencia cada vez más humana. Esta libertad, así concebida, también forma parte del legado de San Martín. La podemos encontrar e identificar fácilmente en sus cartas, sus expresiones, sus obras y los testimonios de sus contemporáneos, quienes lo retrataron identificando en él una síntesis particular entre el héroe que se atrevió a luchar por su patria y el hombre tan modestamente humano como eligió encarar su existencia. Aunque su acción estuvo destinada a la liberación de los americanos del yugo de los españoles, empresa ésta en la que se embarcó libremente y la llevó adelante hasta el preciso momento en el que consideró que su tarea estaba cumplida.
Como pueblo, debemos nuestra libertad a los hombres y las mujeres que, a lo largo de la historia la recuperaron para nosotros y la defendieron con sus propias vidas. Por eso hoy, como en los tiempos de San Martín, sigue siendo el valor a conseguir, a preservar, a conquistar. Y para ello, nuestra mejor arma es la palabra, la condición indispensable, el respeto, la mejor aliada, la tolerancia y nuestro objetivo, el desarrollo humano de cada uno, el bien común y la posibilidad de seguir construyendo un país que privilegie la dignidad de su pueblo y resguarde sus derechos…”